Este año con todo lo
acontecido en nuestro país, nuestra Hermandad no publicará la revista anual de
itinerarios que hacemos cada año para estas fechas, y estando en estos días de
cuarentena encerrado en casa me he dicho: “¿y por qué no puedo dirigirme a mis
hermanos igual que lo hago cada año en la revista mediante una carta abierta a
todos vosotros?”.
La verdad, más que nunca
este año, necesito dirigirme a vosotros y sentiros cerca de nuestra Hermandad,
tal y como siempre habéis demostrado hacer. Sé que son momentos muy difíciles
para todos, momentos en los que en ocasiones se te pasa por la cabeza bajar los
brazos y rendirte; pero ahora es cuando todos nosotros debemos y tenemos que
demostrar nuestro amor a Cristo y en particular en su sagrada advocación del
Santísimo Cristo del Trabajo, porque con el amor a Él, hacia Él, todos juntos
podremos vencer este reto que se nos ha puesto en nuestro camino. Llegarán
momentos de desesperación, de desánimo y de tristeza por no poder abrazar a
nuestros seres queridos, por no poder disfrutar de nuestros pasos de la pasión
de Cristo en la calle, pero es en ese instante es cuando debemos mirar a sus
ojos, a esos ojos que transmiten paz y tranquilidad y contarle mediante la
oración todo los que nos angustia, porque nadie como Él nos escuchará y nos
atenderá.
Otra cosa que me gustaría
trasmitiros a todos vosotros es que nunca nadie nos podrá quitar la Semana
Santa. Podrá suspenderse la salida procesional por realizar un acto de
solidaridad con toda nuestra sociedad y responsabilidad, ya que está claro que
es lo mejor para todos, pero nuestra Semana Mayor seguirá ahí y por supuesto
que el próximo día 6 de abril de 2020 será Lunes Santo; Lunes Santo con todas
las letras y con todo el sentimiento que nuestra hermandad le pone a ese día,
un Lunes Santo distinto, pero Lunes Santo donde invito a todos mis hermanos a
que lo vivamos como solo nosotros sabemos vivirlo, con emoción, con sentimiento
a flor de piel, con la inocencia y carácter que nos identifica. No saldrá el
Señor del Zaidín a la calle y no podremos ver a la Reina del Corpus Christi
surcar las avenidas llenas de gente, alabándola y diciéndole lo que ella
significa para nosotros en nuestro barrio. Debemos recordar que la gran virtud
de los creyentes es que no necesitamos ver para creer, no necesitamos estar
para sentir, y no necesitamos tenerlos físicamente para que estén con nosotros
espiritualmente.
Por eso, invito a todos los
hermanos de nuestra Hermandad a que este Lunes lo vivamos como solo nosotros lo
sabemos vivir, desde nuestras casas, pero que transmitamos los sentimientos
como cada año, porque ellos siempre están ahí, y nunca nos abandonan ni nos
abandonarán, y por este motivo, más que nunca le tenemos que transmitir nuestra
fe a ellos. Confiamos en Cristo para que todo esto se solucione y podamos de
decir que gracias a vosotros, a vuestra generosidad y responsabilidad lo hemos
conseguido, que hemos vencido al virus, y que será un capítulo más de nuestra
larga historia, que año a año, vamos escribiendo y que tanto y tantas cosas
bonitas nos quedan por escribir.
Desde aquí quiero daros las
gracias a todos por estar siempre respaldando a vuestra Hermandad, y que ahora, más que nunca, os necesita.
Por siempre y para siempre Viva el Cristo
del Trabajo y Viva Nuestra Señora de la Luz.
El Hermano Mayor
Ángel Aguilera Linares